top of page

NO TE SUBAS AL COLECTIVO



Redundar en el hecho reciente de Minnesota, o las protestas derivadas del confinamiento por el COVID no caben en este planteo más que como un reflejo de problemas que ahondan en una mayor profundidad. El olvido de la individualidad; exactamente en la era de las libertades, la igualdad, el proteccionismo y la expresión, todas parecen estar oxidando el sentido del individuo.

Este conflicto no reconoce generaciones, es la necesidad de un ente al cual señalar para justificar todos aquellos que deberían ser fundamentos personales. Sin necesidad de ejemplificar hechos radicales, parece ser que en la cotidianeidad se ha incorporado la necesidad de poder argumentar y marcar posturas ante todos los conflictos habidos y por haber.

Este claro reflejo de la negación, el capricho de pretender que cualquiera puede ser dueño de la última palabra en toda área de debate, suena por sí solo ridículo y utópico. Aunque al momento de ser titulada bajo una etiqueta político-cultural, parece perder tal ingenuidad ¿Cómo se puede reconocer la verdad como inalcanzable para el individuo por su propia finitud; pero a su vez ser reconocida a un conjunto?

Tras los slogans, hay personas. No respuestas a las insuficiencias propias y naturales del hombre. Este consumo repetido de conceptos, costumbres, y contestaciones produce mecanismos de acción. Que se hace evidente en personas que hoy son reconocibles a kilómetros por sus características de “MANUAL”.

Tanto como suena triste suponer que alguien nunca varíe su pensamiento a lo largo de su vida, aún deprimente es suponer que ese “pensar” sea inducido por terceros. Por esto la mayoría de los debates hoy en día provocan cansancio mental, o se tornan en comedia por exponer a aquellos que carecen de voz propia.

El orgullo individual conlleva a los fanatismos. La necesidad de aparentar ser el “sabelotodo”. Este germen (corrientes sociales/políticas) no solo destruye cualquier rasgo de individualidad humana verdadero; si no que solo puede seguir existiendo mientras que las personas dependan de él. Cabe aclararse la existencia de miles de organizaciones que tienden a fines concretos y no adoctrinamientos.

El desafío hoy se haya en reconocer aquellos movimientos que levantan la bandera de la justicia y solo se alimentan de la miseria y victimización humana; de aquellos que buscan un objetivo de cualquier índole pero con claridad.

Si una persona no es dueña de la verdad, una reunión de varias tampoco lo es.

Escrito por Abril Trankels


bottom of page