LLAMALO POR LO QUE NO ES.

Un fenómeno que a diario roza nuestros oídos sin que lo notemos. Es posible que una simple terminología sea lo suficientemente poderosa para manipular masas, y hasta modificar nuestras legislaturas?
El lenguaje representa en la actualidad, un arma de doble filo. Cuesta abrir un chat para notar como nuestro vocabulario ya no sigue una línea de coherencia, parece ser normal la atribución de despersonifcaciones. Podemos tomarlo a ligera pero la intención es más contagiosa de lo que creemos.
Es común escuchar el término “nazi” para explicarse algo que sea esticto, haciendo nula referencia al régimen totalitarista y lo que significó para millones. Tal como uno puede escuchar una corrección a cierta persona que llame retrasado a alguien ,que no lo es, parece que hemos perdido de vista muchos calificativos y adjudicaciones en nuestros entornos.
Son términos que hoy mueven ideologías enteras, fundamentan el movimientos de masas; pero no cumplen su significado literal de lo que supone ser su motor. Es cuestión de analizar una simple palabra como “gay”. Su definición original en inglés es, “happily excited” (“felizmente emocionado). Así es que, camufladamente se le han atribuido características que nada dicen sobre la sexualidad de alguien, dado que modernamente se denomina de esta forma a un individuo homosexual.
Existe un grado de conciencia detrás de la distorsión de estos términos. Ya sea porque nos puede brindar cierta tranquilidad, como por ejemplo llamar un bebé por nacer una bola de células. O porque puede ser un justificativo para modificar hasta leyes.
Es el caso de Karen White, hombre de 52 años que se auto percibió como mujer y por ende la ley le permitió su traslado a una cárcel de mujeres. Donde violó a cuatro. Si el motivo de esta situación no abarca más que un cambio de palabras, tendríamos que entender que por lo tanto es mucho más significativo que un cambio de palabras.
Existen cientos de escritos y teorías sobre el caso específico de la disforia de género, pero no es lo que específicamente busca este planteo. Si no, cual es la postura que tomamos, cuando son los grupos más “libertarios” militan por la imposición de mentiras. No se me ocurre mayor falacia que llamar a algo por lo que no es. Si verdaderamente buscamos alcanzar una verdad y llevar una vida acorde a esta, la sociedad del SXXI hoy presenta obstáculo de cuestionarlo todo, principalmente los nuevos diccionarios urbanos.
https://www.elmundo.es/f5/comparte/2018/09/11/5b97aac7ca4741c35e8b45df.html
-Escrito por Abril Trankels