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LA PROPIEDAD PRIVADA, OTRA “ZARASA”ARGENTINA


Por Scripto Abril Trankels


¿Qué tan tangible es el límite de la propiedad privada? En pleno siglo XXI, los decisores políticos en Argentina no pueden responder a esa pregunta, aun que sea, no en coherencia con sus acciones.

Cuando una ministra de seguridad no concibe una agravación a la propiedad privada como un problema de seguridad, ¿qué tan posible es alcanzar el consenso mínimo para reanudar la lucha contra esta problemática?

El conflicto reciente causado por la toma de tierras en manos de una comunidad auto la coalición de mapuches (considerados por varios medios como terroristas domésticos), o las tomas en Guernica, revelan muchas de las laxitudes detrás del gobierno argentino. El líder popular, Grabois, ejemplifica la radicalización de conceptos que deberían ser comunes a todos los ciudadanos: según él, la única forma de acceso a la tierra que tienen los pobres es la ocupación. “El que dice que ocupar es delito, miente”.

Si bien esto fue declarado individualmente por el señor Grabois, sus palabras representan mucho más que su propia opinión. Es curioso, que, bajo las mismas declaraciones, haya denunciado al gobierno por no proveer las condiciones para evitar la instancia de ocupación. Afirmó, que la declaración de la ministra Fredericcalificando los modos de las tomas como “no apropiados” era errónea.

La realidad, es que bajo la lupa varios los actos de la dirigencia política y las declaraciones de Grabois, parecen ir a la par. Las principales medidas, deben ser tomadas por los jueces a cargo de los casos particulares. Que la justicia tiende a fracasar no es noticia, sin embargo, el poder ejecutivo tiene su rol. Tanto la carencia de políticas de prevención, la pasividad, la inoperancia o falta de denuncia explícita a lo que es una violación de la ley aportan a la degradación del estado de derecho.

Lo ocurrido recientemente en el sur es un claro ejemplo: la gobernadora de Río Negro pretendió acercarse a dialogar con los mapuches, como respuesta recibió piedrazos, e insultos afirmando que ella (es decir el Estado) no es la autoridad que rige a los mapuches, si no, los referentes mapuches.

Paradójicamente, muchos son los que hoy desconocen al estado como autoridad, a su marco legislativo, son quienes se encuentran en los cargos de gobernanza. La dificultad para reprimir el crimen y afirmar que la propiedad privada existe (no solo en lo discursivo, si no en la práctica) es un desafío de larga data.

La toma de tierras en el sur, lleva ya unos tres años y aún no hay respuestas contingentes. A estas particularmente se les suma el elemento de identidad cultural originaria: un reclamo basado en un derecho pre-constitucional. Mientras que los derechos a las tribus Mapuches existen, no hay tal norma que abale la auto-adjudicarse terrenos privados.

Es realmente cuestionable la credibilidad de estos grupos, aunque sea sus intenciones. Parece ser que la facilidad de corromper al estado hoy es una herramienta que cada vez encuentra mayor facilidad de ser manipulada por aquellos que así lo deseen. Peor aún, es la aceptación de tales discursos por la opinión pública o por ciertos funcionariosque se supone trabajan para el estado; y como mínimo deberían reconocer sus pilares.

No es solo la propiedad privada la que está en cuestionamiento actualmente, si no las bases judiciales y filosóficas que forman no solo la constitución si no quedeberían ordenar a la sociedad.

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