IGLESIA Y ESTADO ¿Tema Terminado?

Escrito por Abril Trankels
Probablemente no.
Muchísimos temas podrían entrar en discusión al tratarse de estos dos pilares sociales. Guste o no la Iglesia ha sido una de las instituciones más relevantes a lo largo de la historia. Pero, ¿qué es lo que despierta efervescencia en los pedidos por esta “separación”?
Tratándose de la Argentina claro está que si en un aspecto donde la imposición estatal no recae es en la influencia religiosa. Entendiéndose la educación laica como libre de culto, queda ahondar en lazos del tipo asistenciales y económicos entre estas dos instituciones para hallar el conflicto latente.
La discusión yace en ultima instancia en la cuestión: ¿debe el estado destinar financiamiento a sueldos clérigos? La discusión es realmente válida, y tomar foco de lo que parece ser el argumento de mayor peso es lo que incumbe a este escrito. La financiación, sustento estatal, no surge de otro fondo más que el obvio, el dinero del Estado. De los ciudadanos.
Dado que esta institución representa solo a una sección de la sociedad, no parece haber razón por la cuál deberían, aquellos que no se ven enlazados con la causa, contribuir a sus fines. El conflicto parece bastante simple ¿Por qué resulta tan complicado llevar el mismo postulado al momento de reconocer ministerios culturales, de diversidad, y básicamente todo lo que “debería” ser financiado por aquellos que deseen sostener rubros independientes de lo que compete al común de la ciudadanía?
El gobierno actual designa un presupuesto de $545 millones a ministerio de Mujeres, Género y Diversidad.
No hace falta antagonizar cultura y religión, por ejemplo, se ha puesto en marcha en la provincia de Santa Fe un “mercado justo”, la versión estatal de mercado libre. Un proyecto que al igual que los demás ejemplos mencionados, trae la intervención estatal allí donde no es necesaria.
Entender los proyectos y actividades estatales como gastos que impactan a todos los ciudadanos parece ser el razonamiento más sencillo y complicado, depende cual sea el título del debate.
En última instancia resumir el conflicto Iglesia y Estado en pocos párrafos sería inútil, sobre todo si se comprende aquellas actividades o asistencias que, abarcan vacíos y necesidades sociales y son llevadas acabo por instituciones religiosas. Por ejemplo, la alimentación y vivienda. Desde ya que estas parten de un asistencialismo desinteresado. Y posiblemente sean varias las instituciones clérigas que acuerden con el divorcio estatal.
Pero debería ser un factor considerado desde la respectiva de la reciproca contribución entre estos actores.
En pocas palabras, la irregularidad moral que significa obligar a la ciudadanía al financiamiento de proyectos, de cualquier índole (mediante carga tributaria) es un desafío latente y conflictivo. Y que resulta ser defendido, solo en ciertos casos.