EL PUEBLO HABLA ¿EL PRESIDENTE SOLO ESCUCHA GRITOS?
Escrito por Abril Trankels

"Si alguna vez sienten que me desvío en el compromiso que hoy asumo, salgan a la calle a recordarme lo que estoy haciendo”
“Vamos a enviar al Parlamento un conjunto de leyes que consagren una real reforma del sistema federal de Justicia”.
El presidente de la Nación Argentina cumplió con la segunda declaración, y el 17 de Agosto el pueblo salió a reclamar la primera.
Durante la fecha patriótica en conmemoración al general San Martín, se llevó a cabo en la capital de Buenos Aires y muchas ciudades del país una protesta que alzó la voz de la oposición Argentina. Bajo diferentes banderas políticas, con diversos reclamos, en búsqueda de hacer llegar el disgusto al gobierno, con apoyos desde redes sociales, o marchas en automóviles, ¿Pero realmente fueron oídos?
En primera instancia, la oposición Argentina hoy parece carecer de un líder a la cabeza. Siendo el ex presidente Mauricio Macri, claramente una figura que ni siquiera ocupa un cargo en el gobierno o lleva una lucha de la mano de quienes representó, no aplica como opción viable. Por su lado, las corrientes liberales comienzan a trazar su historia con un nuevo perfil, sin embargo, no encuentran aún la fuerza política para alcanzar la gobernabilidad (recuérdese el 2% obtenido en últimas elecciones presidenciales). Sin duda, existen más partidos políticos a mencionar, pero lo que el último Lunes se hizo relevante fue el factor común: la oposición a las medidas llevadas a cabo por el gobierno durante sus primeros meses en el cargo.
Entendiendo que el liderazgo de la oposición se encuentra en una especie de limbo, cabe al caso el debate: ¿condensar diversos tópicos y reclamos bajo una misma protesta, suma o solo genera desorden? Desde los medios de comunicación, se podrían tomar como ejemplo canales masivos que han tomado el suceso como un antagónico al esfuerzo de los profesionales de la salud. Presentándose el “17 A” como un evento potencial de contagio de COVID, y como contracara se promovió el “Aplauzaso” desde los balcones en honor a los médicos que se exponen día a día. Aunque la conexión entre ambas causas no tendría que ser contradictoria, muchos las usaron de tal modo (véase Página 12). También se dieron las tendencias a clasificar la marcha como un conjunto de protestas “conspiranoicas”, y hasta cuasi-delirantes. Sin embargo, la objetividad en el desagrado colectivo fue clara, al igual que su manifestación.
En cuanto a la perspectiva del presidente, tras el suceso del “17 A”, Alberto Fernández quebró su promesa. En referencia al claro descontento expuesto por la ciudadanía, Fernández afirmo: “Vamos de una vez por todas a movernos con la verdad, y dejémosle las mentiras a los que solo saben gritar”. Es claro que la marcha suponía varios objetivos, considerar que ninguno de esos es merecedor siquiera de ser debatido (como él mismo declaró necesario al comenzar la presidencia), o simplificarlo a “meros gritos”; parece ser una contradicción a sus palabras de inicio. Vuelvo a citar:
"Si alguna vez sienten que me desvío en el compromiso que hoy asumo, salgan a la calle a recordarme lo que estoy haciendo"…